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LAS GRIETAS DEL PODER

Por Dr. José Aurelio Delgado V.

 

En Baja California, los docentes afiliados al SETE BC han manifestado su profunda preocupación ante la falta de pago que afecta a los maestros interinos, el finiquito de jubilados, y el retroactivo de maestros de base. Frente a esta situación, han expresado que podrían no regresar a las aulas el próximo 26 de agosto, fecha prevista para el inicio del ciclo escolar 2024-25. Esta medida no solo es una forma de protesta, sino también una señal de la desesperación que viven quienes dedican su vida a la educación de nuestros niños y jóvenes.

 

Mientras en Mexicali, la capital del estado, se realizan inversiones en proyectos de infraestructura, como la construcción de monumentos y la promoción de figuras culturales, es crucial no perder de vista las necesidades básicas de quienes son responsables de impartir la educación en Baja California. Los maestros, quienes juegan un papel primordial en el desarrollo de la sociedad, enfrentan cada vez mayores dificultades para recibir puntualmente su salario y prestaciones. Esta situación no solo afecta su bienestar personal, sino que también tiene un impacto profundo en sus familias.

 

La falta de cumplimiento en los pagos a los docentes no es solo una cuestión administrativa; es un problema humano con consecuencias directas en la vida cotidiana de miles de familias. Para los maestros, el salario no es solo la retribución por su trabajo, sino el medio para cubrir necesidades básicas como alimentación, vivienda, transporte, educación de sus propios hijos, y acceso a servicios médicos. La incertidumbre financiera genera un estrés constante, afectando no solo a los docentes, sino también a sus parejas, e hijos, quienes sufren al ver cómo la falta de recursos económico complica el día a día.

 

Esta problemática, desafortunadamente, se repite año tras año en cada ciclo escolar, reflejando las grietas profundas en la estructura del sistema educativo y administrativo. A pesar de que la educación es un derecho consagrado en el artículo 3º de nuestra Constitución, garantizar que los maestros reciban un trato ecuánime sigue siendo un desafío. Los retrasos en el pago ponen en riesgo la estabilidad de las familias docentes, quienes deben lidiar con la incertidumbre de no saber cuándo podrán contar con su salario para cubrir sus diversas necesidades.

 

Es fundamental recordar que los maestros no son solo trabajadores; son padres, madres, y miembros activos de la comunidad, cuyas vidas están profundamente afectadas por cualquier retraso en su estructura salarial. Los impactos de estas decisiones se extienden más allá de las aulas, tocando todos los aspectos de su vida familiar y comunitaria. Por ello, es necesario que cualquier decisión relacionada con la periodicidad de los pagos sea consultada y evaluada cuidadosamente, considerando las consecuencias que podría tener en la vida de los maestros y sus familias.

 

En este contexto, es urgente un diálogo abierto y constructivo entre el sindicato de maestros y las autoridades educativas del estado. Es vital encontrar soluciones que no solo sean justas, sino que también aseguren la continuidad del ciclo escolar sin comprometer el bienestar de los docentes. Solo a través de la colaboración y el entendimiento mutuo y empatía se podrá garantizar que los maestros reciban el respeto y la compensación salarial que merecen.

 

La situación actual de los maestros en Baja California es un reflejo de las malas administraciones y es a su vez, un gran desafío que enfrenta nuestro sistema educativo. Es imperativo que se priorice el bienestar de los docentes, no solo porque es lo correcto, sino porque de ellos depende la educación de las futuras generaciones y por tanto una sociedad más estable y funcional. Garantizar que reciban su salario en tiempo y forma, así como en las condiciones pactadas no es solo una cuestión de justicia laboral, sino también de responsabilidad social, que impacta directamente en la estabilidad y desarrollo de nuestras comunidades. Es cuánto.